Seguimos con esta serie en la que le quitamos misterio a algunos “palabros tecnológicos”. En esta ocasión vamos a ver qué es un Headless CMS (HCMS).
Empezaremos entendiendo por qué surge esta necesidad con un recorrido por la historia de la web y los CMS, para luego explicar qué es exactamente un HCMS, qué ventajas ofrece y cómo podemos aprovecharlo.
TL;DR
Un Headless CMS es un sistema de gestión de contenido que se centra exclusivamente en crear, almacenar y entregar contenido, sin encargarse de cómo se presenta ese contenido al usuario final.
Esto permite a los desarrolladores usar cualquier tecnología de front-end, o incluso cualquier tipo de aplicación, para mostrarlo, lo que aporta flexibilidad, rendimiento y escalabilidad.
Un poco de historia
Con todas las soluciones que existen hoy… ¿Por qué necesitamos inventar algo nuevo?
Vamos a repasar brevemente cómo hemos llegado hasta aquí para entender por qué un HCMS tiene tanto sentido.
El origen: una web estática
Una web corporativa suele tener bastante información que cambia muy poco, por ejemplo las típicas secciones de: quiénes somos, qué hacemos, cómo contactarnos… En ese contexto, lo más directo es crear una web estática con HTML, CSS y JavaScript.
El problema aparece cuando queremos actualizar algo: necesitas tocar código y subirlo al servidor. Es decir, te hace falta un perfil técnico incluso para cambiar un párrafo.
Ventajas de una web estática:
- Muy fácil de implementar: solo necesitas un editor de texto y un servidor web.
- Rápida y segura: el contenido se sirve tal cual desde el servidor, sin lógica de backend.
- Fácil de desplegar.
- Superficie de ataque mínima.
Desventajas claras:
El proceso de publicación implica dos personas: gestor de contenido y desarrollador, este te puede llevar a ser ineficiente y a que sea fácil a introducir errores por algún descuido.
Si el contenido cambia a menudo (por ejemplo, un blog), el proceso manual se vuelve insostenible.
No hay reutilización de código ni componentes, al final acabas con unas "sabanas de html" que repiten código por todos sitios, el mantenimiento acaba siendo complejo.
La solución casera: tu propio “admin”
El siguiente paso lógico suele ser desarrollar una solución a medida usando tecnologías como PHP, .NET, Node o cualquier stack moderno. Así tienes:
- Una parte pública (lo que ve el usuario)
- Un “admin” donde el creador de contenido puede escribir y actualizar sin tocar código
Y sí, muchos desarrolladores han hecho su propio CMS sin darse cuenta.
Ventajas:
- Control total sobre diseño y funcionalidad.
- Permite que editores no técnicos gestionen contenido.
Desventajas:
- Doble trabajo: frontend + panel de administración.
- Tienes que diseñar y desarrollar una buena interfaz editorial.
- Gestión de seguridad, roles, permisos... corre por tu cuenta.
- Mayor complejidad en despliegue y hosting.
- Consumo de recursos alto si hay tráfico (las páginas se generan dinámicamente).
El boom de los CMS tradicionales (WordPress, Joomla...)
"Pues móntate un WordPress…” Seguro que lo has oído más de una vez.
CMS como WordPress, Joomla o Drupal son soluciones completas donde:
Tú eliges una plantilla o desarrollas la tuya
Gestionas contenido desde un panel visual
Todo está en un solo sistema: estructura de datos, backend, frontend, edición…
Tienes una parte de admin en la que puedes gestionar el contenido sin tocar código
En el caso concreto de WordPress (el CMS más popular del mundo), tienes dos opciones principales para crear tu web:
Usar un tema: eliges una plantilla y la personalizas.
Desarrollar un tema propio: creas tu propia plantilla desde cero.
Ambas opciones te permiten crear una web sin tocar código, pero con limitaciones.
También puedes trabajar directamente con el código. Algunos CMS tradicionales incluso ofrecen una API tipo HCMS, aunque normalmente de forma limitada.
Y de cara a desplegarlo, también hay dos opciones populares:
Paas (platform as a Service): Es decir tu sitio está en Wordpress.com, donde te olvidas del hosting y la infraestructura (parchear, actualizar, ...), esta opción es la más sencilla y rápida, pero tienes menos control.
Autoalojamiento: Es decir, instalas WordPress en tu propio servidor o en un proveedor de hosting. Aquí tienes más control, pero también más responsabilidad, es más fácil que te puedan hackear y tienes que encargarte de la seguridad, actualizaciones, copias de seguridad, etc.
Cada vez que el usuario pide una página, WordPress:
Carga el tema seleccionado
Ejecuta el código PHP del tema
Recupera el contenido de la base de datos
Genera el HTML final y lo envía al navegador
A poco que tengas tráfico, esto puede volverse lento y pesado, ahí es donde tienes que tirar de perfiles que piloten de rendimiento, cachés y optimizaciones en Wordpress.
Ventajas:
- Rapidez de desarrollo si tu caso se ajusta a lo que ofrecen.
- Muchas plantillas y plugins disponibles.
- Comunidad enorme.
Desventajas:
- Estás atado a una tecnología concreta y su forma de hacer las cosas.
- Migrar o rediseñar puede ser complejo.
- La seguridad depende de actualizaciones frecuentes. No actualizar = problema.
- La personalización avanzada puede volverse una pesadilla.
- Los plugins pueden ser tanto solución como fuente de bugs y vulnerabilidades.
- Problemas de rendimiento si la solución no está bien optimizada.
Separando contenido de la presentación
Si vienes del mundo del desarrollo, seguro estás acostumbrado a consumir datos desde una API (REST o GraphQL) y construir interfaces que deciden cómo mostrarlos.
Un Headless CMS hace exactamente eso, pero con contenido editorial.
El HCMS gestiona y estructura el contenido en un entorno visual y lo expone mediante API para que tú lo consumas desde cualquier aplicación.
La clave está en que no impone un frontend: tú decides cómo y dónde mostrar el contenido.
¿Por qué se llama “Headless”?
Porque no tiene "cabeza" visual: no trae su propio frontend. Se limita a crear y servir contenido.
Puedes consumirlo desde una web, una app móvil, una pantalla en tienda, un chatbot o lo que necesites.
Cómo suele funcionar un HCMS
Creación de contenido
Cuando creamos un proyecto, o bien un perfil técnico o un editor de contenido que tenga conocimientos de modelado de datos, define las entidades que se van a utilizar, por ejemplo de si tenemos una página personal:
Una entidad "About" con campos como nombre, foto, biografía, etc.
Una entidad "Blog Post" con campos como título, contenido, fecha de publicación, autor, etc.
Con estos modelos definidos, el editor de contenido puede crear, editar y eliminar contenido de forma visual, sin necesidad de tocar código, una vez que el contenido esté listo, el HCMS lo expone a través de una API (REST o GraphQL) que los desarrolladores pueden consumir.
Los datos que contienen valores números, texto... se almacenan en base de datos, mientras que los archivos (imágenes, vídeos, documentos...) se almacenan en un sistema de archivos o en un servicio de almacenamiento en la nube, y se suele exponer vía una CDN (Content Delivery Network) para mejorar el rendimiento, es decir ya tenemos toda es infraestructura montada y lista para usar.
Además de esto se suele trabajar con formato markdown para los textos, lo que permite introducir elementos ricos como imágenes, enlaces, listas, código con syntax highlighting, etc., de forma sencilla y amigable.
Una vez que queremos consumir dicho contenido desde una aplicación que queremos desarrollar, sólo tenemos que facilitarle al desarrollador un api token, y acceso a la documentación de la API, y este podrá consumir el contenido de forma sencilla.
En algunos HCMS nos permite crear relaciones entre entidades, por ejemplo, un curso puede tener varias lecciones, el modelado podría ser algo así como:
Una entidad "Lección" con campos como título, vídeo, descripción, duración, etc.
Una entidad "Curso" con campos como título, descripción, imagen, lecciones (relación con la entidad Lección), etc.
Otras entidades que se necesiten, por ejemplo podríamos tener profesores, categorías, ...
Consumo de contenido
Desde el lado del desarrollo, el contenido del HCMS puede consumirse mediante su API (REST o GraphQL) utilizando cualquier framework de frontend: React, Vue, Svelte, Astro, etc. Esto permite integrar el contenido fácilmente, sin importar la tecnología elegida.
Para ello se suele utilizar una librería cliente que facilita la conexión con la API y la gestión de los datos, por debajo puedes usar peticiones REST o GraphQL, y el desarrollador puede optar entre utilizar una librería de cliente específica del HCMS o hacer peticiones HTTP directamente.
Un ejemplo de inicialización de una librería cliente:
import { CONTENT_ISLAND_SECRET_TOKEN } from "astro:env/server";
import { createClient } from "@content-island/api-client";
export const client = createClient({
accessToken: CONTENT_ISLAND_SECRET_TOKEN,
});
Y consumir el contenido es tan sencillo como hacer una petición a la API:
import client from "../../lib/client";
import type { SinglePost } from "./post.model";
export async function getPosts(): Promise<SinglePost[]> {
const posts = await client.getContentList<SinglePost>({
contentType: "Post",
});
return posts;
}
Estás librerías suelen exponer propiedades que permiten filtrar, ordenar y paginar los resultados, facilitando así la integración con el frontend.
¿Sustituye esto a un backend completo? No, un HCMS se centra en el contenido, pero puedes combinarlo con un backend personalizado si necesitas lógica adicional, autenticación, o cualquier otra funcionalidad que no esté relacionada directamente con el contenido, de hecho es muy común armar sitios híbridos donde el HCMS se encarga del contenido y un backend personalizado gestiona la lógica de negocio.
Ventajas del modelo headless
✅ Flexibilidad total en el frontend. Usa lo que quieras: Astro, Next, Vue, Svelte…
✅ Rendimiento y seguridad: puedes hacer SSG, servir desde CDN, y reducir ataques porque el backend no está expuesto.
✅ Escalabilidad: sirve para una web… o para 20 canales digitales a la vez.
✅ Separación de equipos: el contenido se gestiona por un equipo no técnico, el desarrollo visual por otro.
✅ Reutilización del contenido en diferentes contextos sin duplicar esfuerzos.
Desventajas
⚠️ Necesitas un equipo técnico para construir el frontend.
El HCMS no te da una web "lista para usar".
¿Entonces, WordPress ha muerto?
No. WordPress sigue siendo útil en muchos casos.
Lo importante es elegir la herramienta adecuada según:
- El tipo de proyecto
- El equipo disponible
- El presupuesto
- La necesidad de escalar o no
Ejemplos de Headless CMS
Hoy existen múltiples opciones. Aquí algunas:
Content Island: HCMS centrado en usabilidad y rendimiento. Ofrece una API limpia y un wrapper que facilita la integración con frameworks modernos (Astro, Next, Nuxt, Angular...). Tiene un plan gratuito y planes comerciales desde 12 €/mes hasta 5 proyectos.
Contentful: Uno de los HCMS más conocidos. API REST y GraphQL, muy usado en proyectos enterprise. Plan gratuito limitado; planes de pago desde 300 $/mes.
Strapi: es una alternativa, con opción de alojarlo tú o usar su PaaS. Plan gratuito con un solo proyecto; planes de pago desde 15 $/mes, pero por cada proyecto que crees (es decir si tienes 5 proyectos, pagarías 75 $/mes).
Conclusión
El Headless CMS es una evolución natural en la gestión de contenido digital: separa el "qué" (el contenido) del "cómo" (su presentación), y con ello desbloquea mayor libertad técnica, escalabilidad y eficiencia en proyectos modernos.
En un mundo donde el contenido vive en muchos canales —y no solo en una web—, tener una plataforma que centraliza la gestión y deja el resto en tus manos es una gran ventaja.
Y si encima puedes elegir la tecnología frontend que mejor se adapta a tu equipo… aún mejor.
¿Quieres probarlo tú mismo?
Si te interesa aplicar todo esto, puedes abrir una cuenta gratuita en Content Island, donde podrás empezar un proyecto en pocos minutos.
Algunos tutoriales que te pueden ayudar a arrancar: